- Luchar contra la gravedad y mantener una
posición erecta.
- Oponerse a las fuerzas exteriores.
- Situarnos en el espacio tiempo que nos
rodea.
- Equilibrarnos en el movimiento, guiarlo y reforzarlo.
Para
realizar esta hazaña neurofisiológica, el organismo se sirve de diferentes
fuentes:
Ø Los
exteroceptores, que nos sitúan en relación con nuestro entorno (tacto, visión,
audición).
Ø Los
propioceptores, que nos sitúan las diferentes partes del cuerpo en relación con
el conjunto, en una posición determinada.
Ø Los
centros superiores, que integran los selectores de estrategias, los procesos
cognitivos (Paillard) y tratan los datos procedentes de las dos fuentes
previamente citadas.
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